Cerro su cuaderno una vez mas y no pudo disimular la nostalgia que le producía leer sus propias letras, de aquel amor que se le quedo atracado en la vida y en el alma. Al instante recordó también las calles que de su mano conquisto, que no importaba si se venia el mundo abajo con tal de levantar su mirada y ver esa mirada triste de cerca. También recordó las noches eternas sin dueño ni inquilino, esas junto al sillón mirando el techo y planeando conquistar ciudades desconocidas hasta ese momento.
Recordó también ese ultimo día, ese abrazo y el silencio que sin decir dijo mucho mas que mil palabras, se quedo con decirle tantas cosas! pero supo que era en vano. desde entonces ella viaja de café en café tratando de buscar en alguien esa mirada triste, que la invite a conquistar este mundo, que la arrope por las noches de frió, que le diga que todo va ir mejor...
Recordó también ese ultimo día, ese abrazo y el silencio que sin decir dijo mucho mas que mil palabras, se quedo con decirle tantas cosas! pero supo que era en vano. desde entonces ella viaja de café en café tratando de buscar en alguien esa mirada triste, que la invite a conquistar este mundo, que la arrope por las noches de frió, que le diga que todo va ir mejor...
Cuanta melancolía encierran tus letras mi querido Emanuel... aún así suena tan bella como una melodía.
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo, buen inicio de semana!
A pesar de la tristeza que emanan de esas letras, debo reconocer que llegan muy hondo y más de uno nos vemos reflejado en esas imágenes que nos cuentas.
ResponderEliminarUn saludo.
Cuando cierro mi cuaderno, también siento esa nostalgia. Un abrazo
ResponderEliminarTriste y melancolico, muy bien logrado
ResponderEliminarUn abrazo
Me gustó mucho tu relato de recuerdos que dejan un poso de tristeza.
ResponderEliminarUn abrazo.