No había ya un verso olvidado en el cajón del escritorio, ni cartas diciendo " aun no consigo olvidarte...".
No quedaba su perfume en la almohada, ni siquiera alguna constancia suya dentro de la casa.
Ya las calles olvidadas que de su mano conquisto, tenían sus nombres. Ya otros habían cumplido sus promesas.
Ya no había besos insurgentes, ni miradas terroristas que atenten contra el calendario, no quedaban rastros de lo que alguna vez soñó, no quedaban caricias que le desnudaran el alma, no había noviembre perdido en su mirada.
No quedaba su perfume en la almohada, ni siquiera alguna constancia suya dentro de la casa.
Ya las calles olvidadas que de su mano conquisto, tenían sus nombres. Ya otros habían cumplido sus promesas.
Ya no había besos insurgentes, ni miradas terroristas que atenten contra el calendario, no quedaban rastros de lo que alguna vez soñó, no quedaban caricias que le desnudaran el alma, no había noviembre perdido en su mirada.
Esta entrada me ha dolido mucho. Quizás porque nadie se merece perder el amor.
ResponderEliminarUn abrazo, Emanuel :)
Me encanta como escribes.
Para que llegue un nuevo amor, hay que dejar ir a otro. O soltar amarras por un tiempo.
ResponderEliminarUn beso.
Hay que dejar lugar para nuevos sentimientos.
ResponderEliminarMe ha encantado esta prosa poética Emanuel.
Un abrazo.
Um feliz fim de semana...
ResponderEliminar